El Mar de Cortés fue bautizado como el acuario del mundo por el Jacques Cousteau, un nombre muy acertado por la abundante vida marina que preserva. No es de extrañarse que uno de las principales actividades realizadas en esta área sea el buceo, la mejor manera de descubrir este fascinante mundo submarino de cerca.
Ahí encontrarás peces de varios tipos, de distintos colores y tamaños, tortugas, tiburones, ballenas, delfines ¡Y la lista sigue!
En Los Cabos encontrarás varias empresas dedicadas al buceo, quienes ofrecen distintas experiencias bajo el Mar y donde incluso podrías certificarte cómo buzo.
Hasta hace poco, después de ver muchas fotos y videos de amigos y conocidos en Cabo San Lucas, me animé a vivir la experiencia y me fue más difícil de lo que jamás imaginé.
Mi aventura comenzó a las 8:00 am, hora en la que nos citaron en Nautilus. El personal nos recibió muy atentos y procedimos con el proceso.
Después de hacerles saber tu situación médica y llenar una hoja responsiva donde te enlistan todos los posibles riesgos (Más de los que tenía en mente) para asumir total responsabilidad, se pasa a medirse los trajes – Los cuales son súper ajustados y algo incómodo – Así como las aletas.
Poco más tarde nuestra guía, Maru, nos explicó algunas reglas a seguir y ciertas señas que son muy importantes para la práctica, de igual forma recalcó que lo volveríamos a ver en la embarcación.
Una vez listos tomamos todo para dirigirnos al muelle de donde saldríamos. Dimos unos cuantos pasos por la Marina hasta llegar al lugar. Ya acomodados se encendieron los motores y el capitán nos llevó al sitio donde bucearíamos.
Al llegar a la Piedra del Pelícano, zona famosa por la cantidad de peces que lo rodean y área natural protegida, Maru retomó las instrucciones y nos explicó muchos más detalles desde que hacer al momento de sentir presión a los oídos hasta cómo actuar en caso de que te entre agua al visor o la boca.
Nos colocaron un cinturón con plomo para tener más peso y nos pusimos todo el equipo para dar un gran salto al mar.
En el agua tuvimos unos minutos para practicar y familiarizarnos con la respiración por la boca. En ese paso una de las chicas del grupo (Que no sabía nadar) desistió y regresó al barco. Creí estar listo pero al momento de ir un poco más profundo un pánico enorme se apoderó de mí.
Apenas avanzaba unos cuantos centímetros cuando sentía mucha ansiedad, desesperación y miedo. Me sumergí y subí un par de veces, pensaba que mientras más abajo fuera peor sería la sensación. Maru me ayudó a tranquilizarme un poco, me indicó que viera a los peces y eso me relajó, me tomó de la mano y descendimos cada vez más.
Ya no solo tenía que preocuparme por la respiración (Que era lo que más me angustiaba), ahora también tenía que ecualizar, “soplando” por los oídos para no sentir la presión.
Llegamos a bajar hasta 13 metros de profundidad, en el camino vimos varios peces, algunos súper llamativos, otros que nunca había visto. También nos mostró un enorme abismo y todo el ecosistema alrededor de la Piedra del Pelícano, una perspectiva muy distinta a lo que estamos acostumbrados a ver.
Mi nerviosismo nunca cesó, de hecho jamás solté el tubo para respirar, mientras el resto del grupo hacía maniobras donde lo dejaban ir yo me aferraba a el cómo un perro con su hueso.
Fue hasta el final, alrededor de los últimos 10 minutos cuando cientos de peces bajaron junto a nosotros para alimentarse, estábamos rodeado de ellos y fue asombroso cómo coexistíamos. Fue en ese momento que al ser tanta mi emoción por lo que estábamos viviendo que me olvidé del miedo a quedarme sin aire.
Por fin me animé a soltar a la guía y contemplé cada instante, vi cómo se alimentaban al fondo después avanzamos un poco más para descubrir otras especies, otros colores. Estaba impactado de tanta belleza.
Giré mi cabeza y Maru ya nos estaba señalando que era tiempo de subir. Poco a poco fuimos hacia arriba con la ayuda del chaleco inflable, ya en la superficie regresamos a la lancha e hicimos una última parada en El Arco para despedir la aventura.
Sin duda el buceo es una actividad que tengo que repetir ¡Aún hay mucho por descubrir!
Te invito a vivir esta experiencia, con o sin miedo, no te quedes con las ganas.
¿Cómo fue tu primera vez practicando buceo?
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