¡Al fin se me hizo conocer Puebla! Uno de los estados de México con más historia, cultura y tradición que he visitado.  

Este viaje fue algo distinto a otros que he realizado, pues andaba en “mood de fluir”. Lo único que tenía fueron los vuelos y el hospedaje. Jamás planeé actividades ni horarios (Cosa que no vuelvo a hacer en un viaje corto). Y aunque el viaje fue perfecto tal y como fue, pudimos haber ahorrado tiempo y dinero.

Así que hoy te compartiré algunas de las cosas que aprendí sobre esta experiencia, de esta manera sacarás un mejor provecho a tu visita en Puebla.

Dia 1:

 

Llegamos muy temprano al aeropuerto de Puebla, ahí mismo preguntamos por los precios de taxis, estos tienen un costo entre $406 y $418 pesos. Por suerte revisamos en el celular que hay servicio de Uber en la ciudad. Lo pedimos y salimos del aeropuerto para esperarlo afuera.

Para nuestra sorpresa justo afuera del aeropuerto pasan varios transportes públicos, taxis de menor costo y otros medios. Moverse fue fácil, pues a diferencia de otros lugares, este aeropuerto no está en medio de la nada. El Uber nos costó $160 pesos desde el aeropuerto hacia el centro de Puebla de Zaragoza (La ciudad capital).

Lo primero que hicimos fue ir a desayunar, teníamos una lista enorme de comidas típicas que nos habían recomendado. Así que acudimos al Mercado de los Sabores para toparnos con varios puestos y tener múltiples opciones. Inmediatamente las cemitas me hicieron ojitos, fue amor a primera vista.

 

Nunca las había probado, ni sabía de su existencia. Es una especie de torta súper bien surtida, la tradicional lleva milanesa, puedes elegir entre queso fresco o queso Oaxaca, jalapeños o chipotle, aguacate, hojas de pápalo (tampoco lo conocía) y cebolla.

 La cemita literal era del tamaño de mi cabeza, fácilmente podrían comer dos personas de ahí. Pero no vi a nadie compartiendo así que tampoco lo hice. Acepté el reto y me la comí solo. Su costo fue de $100 pesos y vale cada centavo.

Después caminamos hacia nuestro hotel, el cual estaba en el centro histórico. Son muchas las opciones de hospedaje en esta zona y en su mayoría están a $500 pesos la noche (Ocupación doble). Una vez con las mochilas resguardados proseguimos a explorar el área.

Visitamos lugares enigmáticos como el Zócalo, la calle 5 de Mayo y Plaza La Victoria. De regreso al zócalo y ya cansados de caminar, decidimos tomar el city tour de TuribusMX (Si, los mismos de CDMX), el cual tuvo un costo de $80 pesos por promoción (Normalmente está a $100 pesos) y tiene una duración de una hora.

Durante todo el circuito tuvimos la oportunidad de ver varios puntos de interés. Monumentos, iglesias, edificios históricos y mucho más. Nos contaron muchos datos interesantes sobre la ciudad, por ejemplo ¿Sabías qué Puebla era exclusiva para españoles religiosos? De ahí la razón del por qué tantas iglesias.

El autobús hace una breve parada en el Mirador de la Mantarraya, con una vista espectacular de Puebla, sin duda uno de los spots más fotografiables del viaje. Justo cruzando la calle se encuentra el Fuerte de Loreto, lugar donde se llevó a cabo la batalla del 5 de Mayo, por su importancia histórica decidimos quedarnos a conocerlo.

La taquilla cierra a las 3:00 pm., nosotros llegamos a las 2:50 pm., pregunté si se podía y nos respondieron que sí, dijeron que se puede estar en el museo hasta las 3:40 pm., solo que dejaban de vender entradas en diez minutos. Compramos nuestro acceso por $65 pesos por persona.

Arquitectónicamente hablando el fuerte es impresionante, grandes muros, cañones y una vista hermosa. El interior no fue del todo de mi agradado, mostraba más que nada artefactos de la batalla como uniformes, banderas y armas. No estaba mal, pero soy más de interacción, un audio o alguna pantalla les vendría bien.

Lo peor es que teníamos como a cuatro personas (trabajadores) detrás de nosotros por mucho tiempo, primero pensé que creían que les íbamos a robar, luego capté que era su manera de meternos prisa. Cosa que funcionó porque no duramos mucho tiempo. Fue algo incómodo, así que si lo vas a visitar no seas el último grupo y ve más temprano.

Retomamos el recorrido en el autobús y de regreso al zócalo decidimos visitar La Pasita, la cantina más emblemática de Puebla ¡Tiene más de 100 años! Aquí se ofrecen distintos licores hechos en casa, siendo la Pasita el brebaje insignia.

Probé varios entre ellos el rompope (el mejor que he probado en la vida), la crema A go-go y la sangre de bruja. Todos tienen lo suyo, sin duda la pasita fue la ganadora. Cada shot tiene un costo de $35 pesos.

Para terminar el día nos fuimos por unos tacos árabes, los más recomendados fueron los de La Oriental, hay muchas sucursales de esta taquería. Nosotros fuimos a la del Zócalo y la verdad estuvo “meh”. La costra estuvo buena, pero el taco árabe en si no, el pan pita estaba tieso. Por lo que te sugiero intentar con otra sucursal. Me gasté $98 pesos por una costra y un taco árabe.

Día 2:

Nos levantamos muy temprano para aprovechar las calles vacías y tomarnos fotos sin gente. Vimos los primeros rayos de sol iluminando la Catedral, paseamos por el zócalo e hicimos unos videos en el famoso Callejón de los Sapos.  

Después desayunamos en un restaurante con vista al zócalo, Mi Viejo Pueblito, la decoración del lugar está hermosa, tiene una vista privilegiada y la comida está buena aunque en porciones pequeñas (Prefiero los mercados). Aquí gasté $140 pesos por unos chilaquiles, acompañado de té o café y jugo o fruta.

Más tarde intentamos hacer unas compras, pero curiosamente la ciudad se aviva tarde, eran las 10:00 am y muchos negocios aun no abrían. Para hacer tiempo antes de nuestro tour del día visitamos el Palacio, uno de los más bellos que he conocido. El acceso no tiene costo pero es necesario asistir a las oficinas de turismo (Justo a un lado) para solicitar un recorrido.

Se dieron las 11:00 am y abordamos la van que nos llevaría a la siguiente aventura. Contratamos el tour de Turibus Ex Hacienda de Chautla + Val’Quirico por $839 pesos, el cual tiene una duración aproximada de 8 horas.

El traslado a la Ex Hacienda de Chautla dura aproximadamente una hora (O al menos eso me dijeron, yo dormí todo el camino). Ahí el chofer nos deja y es entrada libre, $42 pesos por persona, cada quien decide qué hacer con su tiempo dentro. Te dan únicamente una hora.

Este spot fue uno de mis lugares favoritos de todo el viaje, había visto la Ex Hacienda en fotos y series de televisión pero creo que no le hacían justicia. Desconocía la cantidad de cosas que se pueden hacer en su interior, como pescar, pasear en lancha e incluso pasar la noche en sus cabañas.

Caminamos hasta el edificio admirando su belleza y capturando el momento, en su interior se encuentran unas escaleras para subir al último piso. Donde se dan cinco minutos para admirar su perfección desde las alturas.

Lo único que no me gusto fue no poder pasar más tiempo en este lugar. Sin duda recomiendo asistir por cuenta propia para no limitarse. No alcanzamos a verlo todo.

Luego fuimos a Val’Quirico, un complejo inmobiliario en el estado vecino de Tlaxcala, que por su belleza se ha convertido en un atractivo turístico en la región. Este mismo está inspirado en la Toscana y en verdad que te transporta, no solo en espacio sino en tiempo también.

La van nos dejó afuera y fuimos recibidos por unos anfitriones, quienes nos dieron la bienvenida con una botellita de agua y una galleta, después nos guiaron a nuestra primer actividad. Un taller escribano, donde te enseñan un poco sobre la escritura medieval.

Todos los integrantes del tour nos sentamos en una mesa redonda para hacer un ejercicio, cada quien tenía que escribir su nombre y apellido con pluma (Literal una pluma de ave) y tinta. Al final, Alfonso, el último escribano, elegiría a quien mejor lo hizo.

No es por presumir pero resulté ganador ¡Tomen eso los que decían que tengo letra de doctor!, mencionó que detalles en el manejo de la pluma, la dosificación de la tinta y el no salirme de los bordes me habían ayudado.

El staff te cuenta más sobre los escribanos, su trabajo en la edad media y se realiza una ceremonia simbólica para recrear la escena del juramento ante el rey.

Para concluir, a cada uno se nos regaló una postal con nuestros nombres, escritos en puño y letra de un auténtico escribano.

Llegó la hora de la comida y visitamos el restaurante La Burota, este se encuentra justo al final del complejo y tiene una hermosa vista a los campos de lavanda y las caballerizas. La comida está incluida, ahí degustamos una entrada, una orden de tres tacos y tienes dos bebidas a elegir.

En seguida fuimos a recorrer lo más que pudiéramos, aprovechando el tiempo libre, caminamos entre los callejones admirando la arquitectura, visitamos algunos comercios, disfrutamos de la música en vivo de los escenarios distribuidos por el área e incluso nos dio tiempo hasta de descansar un rato.

Dio la hora de regresar a la van y retomamos el camino hacia la ciudad de Puebla.

Para finalizar el día dimos una caminata nocturna por la ciudad, descubriendo una atmosfera distinta. Con más movimiento y alegría. Cerramos la noche de la mejor manera, cenando rico. Don Pastor nos llamó la atención por su decoración única y llena de color, pero nos enamoró con su sabor. Tienen una promo de 5 tacos al pastor por $80 pesos.

En la segunda parte te contaré lo que hicimos en nuestras últimas horas en Puebla de Zaragoza, nuestra visita a Cholula y a Atlixco.

Coméntame que te parecieron mis primeros dos días Puebla ¿Quitarías o agregarías algo?

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