¡El Carnaval de Cozumel regresó! Esta Isla ofrece una de las mejores fiestas del caribe mexicano y tuve la oportunidad de experimentarlo en carne propia.
Bajo el lema “Un Carnaval que vale por dos”, el Carnaval de Cozumel volvió después de un año de ausencia debido a la pandemia y tras una postergación por los fuertes contagios.
Del 18 al 25 de Mayo se vivió el Carnaval de Cozumel, en una fiesta llena de colores, alegría y diversión. Me atrevo a decir que hasta el momento, este es mi carnaval favorito. Aquí te cuenta mi aventura de fin de semana en esta celebración.
Tormenta o no ¡Ahí te vamos!
Conforme el fin de semana se acercaba, la posibilidad de una tormenta se hacía más fuerte. Al no encontrar nada de información en redes sociales sobre una cancelación del carnaval o el paso de los ferries, decidimos arriesgarnos.
“Si hay ferry nos vamos”, llegamos al puerto y efectivamente, el horario ambas líneas de los ferries seguía operando con normalidad, así que compramos nuestros boletos y pesé a la fuerte marea abordamos.
El Ferry aún no se zarpaba cuando ya estaba un poco mareado de tanto movimiento. Al fin salimos y durante todo el trayecto el fuerte choque de las olas se encargó de que no quedará nadie seco. Poco a poco la tensión se desapareciendo y todos íbamos risa y risa, los músicos pusieron muy buen ambiente, el Carnaval de Cozumel ya se sentía en el aire.
Visita a La Monina
En cuanto llegamos sanos y salvos a la isla, decidimos ir a comer antes de prepararnos para la noche. Fue el Restaurante La Monina Cozumel el lugar elegido. Este es un clásico pues además de ofrecer comida deliciosa, tiene una vista preciosa al mar caribe, de hecho cuenta con una sección de playa para quienes busquen nadar y sentir la arena en sus pies.
Nosotros elegimos la planta alta. Como entrada pedimos una orden de guacamole y unas “palomitas” de camarón, súper recomendadas, me gustaron tanto que para la próxima pediré unas para mí solo.
Después ordenamos al centro unos tacos gobernados, un ceviche mixto y mi favorito, camarones al tamarindo. Si bien no soy muy fan de los mariscos calientes, esa salsa de tamarindo le daba un toque delicioso, un sabor medio dulce que me encantó.
El desfile, mi parte favorita
Más tarde fuimos a nuestros respectivos Airbnb para descansar un poco antes de irnos a la gran fiesta del Carnaval de Cozumel. En cuanto dieron las 6:00 pm nos fuimos a “ganar lugar” al malecón, pues nos habían dicho que a esa hora comenzaba el desfile.
De a poco fueron llegando las personas, había bastante espacio para todos, sin sentirse apretados. Cada vez era más la gente, los puestos ambulantes de comida y artículos carnavalescos se hacían más frecuentes y no fue hasta las 8:00 pm que los primeros carros alegóricos comenzaron a aparecer.
Desde que inicio se notaba que había producción, tanto en el vestuario de los participantes como en la decoración de los carros. La música, los bailes, la alegría… ya se sentía una buena vibra de carnaval.
Vamos a la fiesta
Fueron aproximadamente 30 minutos lo que duró el desfile frente a nosotros, sin embargo, el desfile no termina ahí, pues este tiene un retorno, y más tarde regreso pero por el otro carril.
A la par de los autos alegóricos nos fuimos caminando en dirección al Palacio, lugar donde inició y terminaría el desfile, ya que es ese uno de los mejores puntos para celebrar el Carnaval de Cozumel. En este mismo lugar estaba la sede a los conciertos estelares.
Nos dimos un tiempo para cenar algo, picoteando un poco en cada puesto ambulante; quesadillas, salchipapas, marquesitas, tacos, elotes y más, la comida no podía faltar. También había puestos donde se vendían micheladas y cervezas.
Aquí hay pa’ todos
A lo largo del malecón, había distribuidos varios escenarios, cada uno con distintos géneros musicales. Para nuestra suerte justo alrededor del parque municipal había uno afuera de un bar, con un DJ súper bueno, con música electrónica, house, techno y más de ese estilo.
El ambiente estaba buenísimo, se sentía la buena vibra. Aunque había alcohol de por medio, la mayor parte del tiempo era muy familiar, había personas con niños, algunos hasta con carriolas, todo muy respetuoso.
Y si dabas unos pasos más hacia el interior del parque podías escuchar los conciertos privados, esa noche estuvo Margarita la Diosa de la Cumbia cantando sus grandes éxitos. La fiesta terminó a las 3:00 am y poco a poco todos se fueron retirando.
Recargando pila
En la mañana siguiente, salimos en búsqueda de un lugar donde desayunar, por difícil que parezca casi todo estaba cerrado ¿Será acaso que andaban crudos también? Después de un rato de mucho caminar encontramos Amparo’s, un pequeño restaurante ubicado en el centro de la isla.
El sitio es bonito, agradable y tiene paquetes muy accesibles, yo pedí un “combo local” que tiene chilaquiles, huevo, quesadilla, fruta, hotcake y jugo o café.
En el malecón había más actividades del Carnaval de Cozumel, muchos bailables frente al museo. Nosotros estábamos tan cansados que necesitamos un poco de tiempo de relajación frente al mar, por lo que fuimos al club de playa Hemingway.
La última y nos vamos
Nos acomodamos en el lugar y mientras esperamos las bebidas fuimos a nadar un rato, su playa está libre de sargazo y el agua es súper cristalina, incluso pudimos ver a un par de peces.
Unas fotos en sus spots instagrammeables y unos ojos rojos después, seguimos en movimiento. Esta vez fuimos a comer al restaurante La Mission, aprovechamos los platillos del día para comer rico y económico, cerrando esta aventura con un filete de pescado empanizado y una sopa de lima.
Volvimos al muelle para tomar el ferry de regreso a Playa del Carmen, esta vez con un mar ya más tranquilo. Cozumel nos regaló unas horas mágicas en su tan esperado carnaval, y como dijeron varias personas locales, hasta Tláloc, Dios de la lluvia, nos permitió celebrarlo.
Aunque esta experiencia haya sido corta, me dejó con muchas ganas de volver y estoy seguro que la próxima vez será por más que un solo fin de semana. ¡Hasta el siguiente Carnaval de Cozumel!