Viajar como local es salir de tu zona de confort para vivir nuevas experiencias. Es arriesgarse a romper la rutina y perderse para descubrir rincones a los que nunca hayas llegado, tanto del mundo como dentro de ti. Es despertar todos tus sentidos.

Es ir a esos lugares poco frecuentados e igual de bellos que aquellos más populares. Es llevarse más recuerdos en la memoria que selfies en el celular. Es olvidarte de los lujos para darte cuenta de que tienes todo lo que necesitas.

Es no importarte el medio sino llegar al destino. Es que te falten los dedos para contar los nuevos amigos que hiciste en el camino. Es hacerle preguntas a los residentes del lugar y permitir que sus voces sean tu guía.

Es no tener miedo a experimentar. Es atreverse a probar hasta el platillo más exótico. Es aventurarse para crear historias que jamás hayas contado.

Prácticamente es convertirse en local, pero no cualquiera.

Es volverse aquel local que ama su tierra. Ese que conoce sus tradiciones y sus leyendas para poder compartirlas con todos los curiosos. Ese que reconoce las riquezas culturales y naturales que lo rodean.

El que da “santo y seña”. El que ha probado todos los platillos típicos de su región por el simple placer de hacerlo. El que te recomienda hasta lo que no preguntaste ya que sabe que vale la pena que lo sepas. El que no se aburre porque sabe que siempre encontrará algo que hacer o explorar. El que es amable con todos los viajeros que visitan su lugar y les dice con orgullo “¡Bienvenidos!”.

No importa el tiempo en que te conviertas en local dentro de un destino, lo importante es que te dará otra visión del mundo, una donde el escepticismo no tiene lugar ya que el amor y respeto ocupan la mayor parte del espacio.

Como ves viajar como local va más allá de lo económico, se trata más sobre la forma de viajar.

¿Probarías viajar como local?

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